Proloterapia: un nuevo paradigma en el tratamiento del dolor.

Tradicionalmente los médicos recetan antiinflamatorios para todo tipo de dolor, sin pensar en que se puede llegar a perjudicar el proceso de reparación de tejidos que tiene naturalmente el cuerpo. El tratamiento con antiinflamatorios calma el dolor pero no sólo no soluciona el problema de base, sino que puede llegar a empeorarlo.

 

Pero, ¿qué alternativas existen? Desde hace más de cincuenta años se realiza en Estados Unidos con excelentes resultados un tratamiento llamado proloterapia que consiste en tratar tendones, ligamentos y articulaciones con la inyección de dextrosa  y lidocaína, con el objetivo de generar una irritación que genere una posterior reparación a través de los mecanismos que naturalmente posee nuestro organismo.  Este tratamiento fue desarrollado por primera vez por el Dr. George Hackett, quien empleó una sustancia esclerosante utilizada en ese entonces para tratar várices con el objetivo de fortalecer los ligamentos, partiendo de la base de que la debilidad de los mismos era la causa de la mayor parte de las articulaciones dolorosas.

 

Los tendones y ligamentos son estructuras que proporcionan estabilidad a las articulaciones y es el desequilibrio en su funcionamiento lo que muchas veces ocasiona el dolor articular. Un ejemplo de esta situación es la separación que se produce entre los huesos de la pelvis cuando las mujeres están embarazadas. Este proceso natural que permite la adaptación del cuerpo ante una situación nueva requiere que luego de finalizado el embarazo y el parto los ligamentos vuelvan a su tensión habitual. Cuando esto no sucede existe una hipermovilidad de los huesos pelvianos entre sí provocando inestabilidad y dolor.

 

La dextrosa es un azúcar que se encuentra naturalmente en el cuerpo y que es usado en los hospitales como componente de los sueros de uso habitual. Funciona provocando la proliferación de sustancias dentro de la matriz de tendones y ligamentos, haciéndolos más fuertes y resistentes. La dextrosa se inyecta en los extremos donde estos se unen con el hueso y funciona generando una inflamación que posteriormente atrae células formadoras de fibras de colágeno. Con el paso de las semanas estas fibras de colágeno se incorporan a las ya existentes en los tendones y ligamentos.

Este tratamiento se utiliza en dolores originados en articulaciones con artrosis, dolores de hombro, cervicales, lumbares, en rodillas o tobillos, caderas y de columna en general. Es decir, cualquier parte del cuerpo que tenga ligamentos o tendones lesionados. En general se realizan de tres a seis tratamientos en forma mensual y durante el mismo se contraindica la utilización de antiinflamatorios del tipo del ibuprofeno, diclofenac, etc. dado que contrarrestan el efecto de inflamación y consecuente reparación que se quiere lograr.

 

 

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